El Centro Cultural Joaquín García Monge está siendo intervenido para devolverle su esplendor histórico
Con importantes mejoras en su estructura y pintura este edificio continúa siendo un referente cultural para la comunidad.
Óscar Calvo Madrigal
La restauración del Centro Cultural Joaquín García Monge avanza con una serie de mejoras que le devolverán su esplendor. Como parte del proceso, se están interviniendo las paredes, la pintura externa, así como las puertas y ventanas, renovando así su imagen.
Tras completar los trámites necesarios para la contratación pública, desde enero y hasta finales de febrero, una empresa especializada está removiendo el bahareque y los adobes en mal estado, los cuales serán reemplazados para reforzar la estructura de este histórico edificio. Además, se llevará a cabo la pintura de las paredes, puertas y ventanas.
Para el próximo año, se tiene previsto el reemplazo total del sistema eléctrico, un proyecto que cuenta con el respaldo y apoyo del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.
¿Qué es el Abobe y el Bahareque?
Adobe: Consiste en bloques hechos de una mezcla de barro, arena, agua y paja. Estos bloques se moldean y se secan al sol, y se utilizan para la construcción de muros. Lo más importante es su capacidad para mantener los interiores frescos.
Bahareque: En este sistema se utilizan estructuras de madera, caña o bambú entrelazado. Una vez armada la estructura, se reviste con una mezcla de barro y paja. Lo que distingue a esta técnica es su flexibilidad y ligereza, lo que la hace más resistente a sismos y condiciones climáticas adversas.
Una mirada histórica
Este espacio, testigo de la cultura e historia desamparadeña, anteriormente conocido como Museo Joaquín García Monge, ha sido renombrado como Centro Cultural Joaquín García Monge, un nombre más acorde con las actividades que actualmente se desarrollan en sus instalaciones.
El inmueble fue construido en 1843 por el Padre Reyes, convirtiéndose en la primera Casa Cural del cantón. Para entonces, el territorio ya era conocido como Desamparados, nombre que adoptó en 1821 tras la llegada de la primera imagen de la Virgen de los Desamparados a la comunidad.
Años después, este espacio se convirtió en la Escuela de Varones, un centro educativo donde estudió el benemérito de la Patria (1958) e hijo predilecto del cantón, Joaquín García Monge. Es importante señalar que esta fue la escuela a la que asistió, pero no su lugar de residencia.
Durante mucho tiempo, el inmueble fue de propiedad privada y albergó diversos negocios. Sin embargo, gracias a la iniciativa de los miembros de la asociación ADECAS (Asociación Desamparadeña de Cultura y Acción Social), liderada, entre otras personas, por don Gabriel Ureña Morales, se rescató este espacio para el disfrute cultural de toda la comunidad desamparadeña.